lunes, 17 de mayo de 2010

La eliminatoria se decidirá en el feudo tosiriano


Todo abierto de cara al partido de vuelta de la eliminatoria de octavos de final de la Copa Subdelegado. La victoria por la mínima del Linares en casa fue reflejo de lo que se vio sobre el campo, de esa experiencia que debe ir acumulando la joven plantilla de Simarro para saber cómo matar un partido de cara antes de que el rival se recomponga.

Le faltó acierto en la primera parte al cuadro azulillo y pegada con más claridad en la segunda, cuando el Torredonjimeno se había puesto el chip de no encajar más goles y ahogar el juego linarense. El 1-0 es un resultado trampa, pues de todos es conocida la dificultad que representa jugar en el Matías Prats. Los tosirianos querían salir vivos de Linarejos y, en cierto modo, lo consiguieron con éxito.
Los primeros minutos fueron de respeto, pero al cuarto de hora el balón ya era para los locales. Miguel Ángel sacudió la presión con un libre directo que atrapó Dete. Pronto empezaron las triangulaciones y en una le llegó el balón a Corpas en la media luna, que se revolvía ante tres defensas y sacó un latigazo que se fue lamiendo el palo.

En el veintitrés apareció Javi Quesada, que ya había intentado liarla en solitario un par de veces. Lo hizo todo, se metió en el área, salió con el balón controlado de los regate y fusiló a Dete doblándole los guantes para subir el 1-0.

Los de Ñoño le vieron las orejas al lobo, la consigna era no encajar el segundo porque el balón seguía siendo de un Linarejos que la buscaba en largo, en corto y a balón parado. Quesada estuvo a punto al mandar al lateral de la red, casi sin ángulo, una buena jugada. Corpas en acción individual también hizo trabajar a Dete antes del descanso.

A fuego lento
En la segunda parte la tónica cambió. Ñoño Calahorro leyó bien el juego de los hombres de Simarro y apostó por el orden para no dejar espacios por los que pudiera hacerle daño la escuadra.

Si la Copa debe servir para sacar conclusiones de cara a lo que necesita el equipo linarense la próxima temporada, hay una que cada vez que se enfrentan a un equipo con nombre propio queda de manifiesto: Hace falta un hombre que abra los partidos cuando se atasquen y un nueve nato que siempre esté donde hay que estar y las enchufe.

Tras perdonar en la primera mitad, la segunda tuvieron que jugar a fuego lento los locales para buscar un desequilibrio que no terminó de llegar. Ni en jugada, ni en acción individual, los tosirianos habían echado el cerrojo y la apuesta les salió bien.

Sólo hubo una destacada del Linares, un balón que puso Javi Quesada y Rubio remató fuera en el punto de penalti. Un defensa rematando la única buena ocasión de la segunda parte, pues en el resto de las llegadas se echó en falta a un hombre que diera miedo en el área.

El susto
El Torredonjimeno se vino arriba las veces justas, el resultado no era malo pensando en la vuelta, pero pudo sacar un valioso empate cuando Carlos se quedó ante Óscar Benito y el capitán azulillo detuvo con el costado un balón que buscaba la línea de meta.

Fue el único susto serio que dieron los tosirianos en Linarejos. Estrella, de falta, y alguna acción más a balón parado pusieron en aprietos a la zaga local pero sin mayores consecuencias. Los minutos pasaban y daba la sensación en el feudo minero de que el 1-0 no era marcador de garantías.

Simarro metió a Expósito para buscar más fútbol directo, a Siscu le ataron en corto para que no hiciese de las suyas y el juvenil Dani tuvo pocos balones para demostrar algo. El marcador no se movería.

Encaraban el túnel de vestuarios los jugadores rojiblancos con gestos de agotamiento, con cara de preocupación los azulillos. Quedan noventa minutos en el Matías Prats donde no bastará sólo con defender bien el gol de ventaja.

Fuente: www.ideal.es/jaen

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