jueves, 8 de abril de 2010

Jueves Santo tosiriano


A las 20:30 horas se abrían las puertas de San Pedro mientras un silencio estremecedor se adueñaba del lugar. Poco a poco van saliendo los nazarenos de Nuestro Padre Jesús de La Humildad, en silencio y muy despacio para que los costaleros puedan oir el llamador del capataz y las órdenes del mismo para que la salida del paso sea perfecta.

Tras él, la Madre que espera su turno para salir a la calle, ya sobre los costales de sus portadores, el ruido de las bambalinas del palio hacen sumergir en una profunda solemnidad al verla por fin en la calle.

El Cristo de Jesús de la Humildad es una talla de 1953, realizada por el malagueño Francisco Palma Burgos. Representa el momento en que Jesús es atado a la columna. La Cofradía decide transformarlo en paso de misterio en el año 2002, al incorporar las figuras del sayón y un soldado romano.

La Virgen de la Vera-Cruz es una imagen de candelero realizada en 1982 por el tosiriano José López Arjona, sustituyendo a la anterior que era del granadino Manuel Salvatierra.

La Pasión de Cristo llega a su ecuador el Jueves Santo y en Torredonjimeno lo anuncia la salida de la Hermandad del Ecce-Homo. Las calles ya están cubiertas con la cera que han derramado las Hermandades que han precedido a esta imagen en su desfile, como un camino de pequeñas gotas de sangre anunciando que la pasión del Dios hecho hombre se acerca cada vez más.

No ha terminado de subir la cuesta de las Angustias la Hermandad de la Vera-Cruz cuando la cruz de guía del Ecce-Homo asoma a las puertas de San Pedro. Los cofrades que aguardan en la plaza aún no se han repuesto de la emoción que ha supuesto ver la cofradía de la Vera-Cruz iniciar su desfile procesional, cuando el corazón se les vuelve a encoger al ver el rostro dulce, resignado del Ecce-Homo aparecer por las puertas de San Pedro.

La imagen del Ecce-Homo fue adquirida por el Ayuntamiento a través de la Agrupación de Cofradías en 1957. El escultor valenciano, Amadeo Ruiz Olmo, representa el momento en que Cristo es presentado al pueblo por Poncio Pilato, es una talla completa. La Virgen de la Amargura es una obra del tosiriano José López Arjona. En sus manos lleva una corona de espinas y un rosario.

Aún no ha abandonado la Plaza de San Pedro la Cofradía del Ecce-Homo cuando por las puertas de la iglesia, aparece el primer nazareno de la Hermandad del Amor. El recogimiento se impone entre todos los presentes al encontrarse de frente con la impresionante imagen de este Cristo crucificado.

Sobre el impresionante pedestal, el crucificado va poco a poco avanzando entre una muda multitud que se agolpa en las calles de la ciudad antigua. Tras él, llega la Virgen de la Esperanza, sin palio, sin tan siquiera el ruido de las bambalinas. La mirada perdida y las manos en posición de súplica. A pesar de todo, ella es la única que esa noche aún se resiste al destino fatal de su hijo.

El Cristo aparece crucificado y muerto en la cruz con el costado atravesado por una lanza. La escultura es obra de Palma Burgos, en la que se aprecia un exquisito equilibrio y armonía entre la bella forma humana doliente y la mesura de la majestuosidad con la que ha aceptado el sacrificio.

La Virgen es de autor desconocido. Una Dolorosa de características barrocas. El trono del Cristo es también de Palma Burgos y está tallado con motivos barrocos. El de la Virgen es una canastilla de madera tallada, completada con jarras plateadas y candelería. Procesiona sin palio y con un manto verde encarnando la virtud teologal de la Esperanza. La sobriedad de la cofradía se hace patente por el silencio absoluto, solo roto por el eco de los timbales de la propia Hermandad. Es popularmente conocida como la Hermandad de los Estudiantes.

La Hermandad del Amor es la más joven de todas las que tenemos en la ciudad, ya que su fundación se remonta a mediados del siglo XX, en concreto su fecha fundacional es el 5 de enero de 1955.

La madrugada del Jueves Santo la cierra el Cristo del Perdón. La estación de Penitencia se procura realizar de la manera más solemne posible, de tal forma que el Cristo es llevado directamente sobre los hombros de sus portadores. En este caso, los anderos más veteranos de la cofradía van en rigurosa penitencia. El traje de estatutos para este caso está formado por túnica y caperuz negro, con cíngulo del mismo color. Además, sobre el antifaz o caperuz no llevan ningún tipo de cartón, con lo que el ‘pico’ cae sobre la espalda del portador.

Delante del Cristo van un grupo que supera los cien hermanos de la Cofradía, con el mismo traje de estatutos y llevando una antorcha de cera roja encendida. Además, hay que destacar la cantidad de personas que se prestan a acompañar al Cristo en este recorrido cumpliendo sus promesas o simplemente haciendo penitencia.
Las calles que recorre el desfile procesional se encuentran con el alumbrado público apagado y cada año la cofradía realiza un recorrido diferente.

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